Ahí afuera está quien quiero ser. Ahí afuera están mis sueños, mis anhelos mas profundo. Llegué acá adentro solo. Nadie me trajo. Un día desperté siendo el asesino de mis fantasías de niño, desperté siendo quien mató el ser anhelado.
Estoy encerrado en la persona que no quiero ser. Esa es mi condena. Estoy pagando el delito de haber dejado de soñar, el delito de no haber luchado para ser quien debí ser. El delito de no ser mejor.
Pero no soy cobarde. Voy a pagar cada segundo de la condena. Tengo la valentía y la fuerza suficiente para despojarme de las culpas, con golpes y gotas de sudor. Porque me sobra corazón y voluntad.
El Escribidor
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